
Abundando en el repetitivo y no menos recurrente espectáculo del oleaje, y cómo no, aprovechando esa escapada inesperada en la que si te pilla un ponientazo de cuidado y con la cámara a mano, pues te tiras de cabeza al intento de conseguir una más de esas miles fotografías en la que uno espera captar esa instantánea que tenga un pequeño detalle provocado por ese intenso viento de poniente, que al tiempo de estrellar las olas sobre las rocas, las revuelve y esparce con su soplido enérgico y potente.
Como siempre digo, es mi visión, es lo que intento captar, el gusto y juicio por y para las imágenes siempre queda en manos del espectador.
Como siempre digo, es mi visión, es lo que intento captar, el gusto y juicio por y para las imágenes siempre queda en manos del espectador.