domingo, 1 de febrero de 2009

Poniente en La Araña

Casi todas las representaciones de las “Marinas”, tanto en dibujo al oleo, acuarelas y como no, fotografía, suelen mostrar la bravura del mar, el oleaje enarbolado o mostrando suaves pero al tiempo vistosas y gruesas olas u otros estados no menos impactantes. Cierto es que en el campo de la fotografía si existe una tendencia más amplia de representación, recurriendo a puestas de sol, amaneceres, imágenes en semi -penumbra, tomas con exposiciones larguísimas sobre una mar en calma para crear efectos sedosos en el lento devenir de la marea y así un largo e interminable etc.
Abundando en el repetitivo y no menos recurrente espectáculo del oleaje, y cómo no, aprovechando esa escapada inesperada en la que si te pilla un ponientazo de cuidado y con la cámara a mano, pues te tiras de cabeza al intento de conseguir una más de esas miles fotografías en la que uno espera captar esa instantánea que tenga un pequeño detalle provocado por ese intenso viento de poniente, que al tiempo de estrellar las olas sobre las rocas, las revuelve y esparce con su soplido enérgico y potente.
Como siempre digo, es mi visión, es lo que intento captar, el gusto y juicio por y para las imágenes siempre queda en manos del espectador.